Su nueva ocupación como consultor no resulta tan nueva dada la experiencia que atesora en su recorrido laboral en diferentes ámbitos. Como consultor en Impacto Social, ¿cuál es el objeto de su trabajo?

 

Ayudo a que las Administraciones Públicas sean accesibles universalmente, a regenerar lugares como los ámbitos directivos donde la discapacidad no ha tenido cabida nunca, a acompañar a los gestores públicos en la incorporación al empleo público de las personas con discapacidad, a incluir en la agenda política las grandes transformaciones hacia una sociedad más igualitaria, justa e inclusiva con la modificación del artículo 49º de la Constitución Española o el desarrollo coordinado de un plan estatal contra el suicidio o el asentamiento de las bases de un nuevo modelo económico de impacto social medible y creíble, etc. Además, en el despliegue de proyectos sociales innovadores que generen oportunidades de empleo para las personas con discapacidad o en el alcance ético de las nuevas tecnologías al servicio de las personas más vulnerables…  

 

¿Qué es exactamente el impacto social desde una perspectiva económica?

 

Imagina un modelo económico cuya misión nos acerque a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde la ética es el espacio de las decisiones directivas y empresariales. Un modelo donde somos capaces de lograr las transiciones tecnológicas y ecológicas rompiendo las resistencias a las inercias de los mercados. Un modelo donde al inversor le demostramos que con sus recursos somos capaces de medir su adicionalidad y su intencionalidad a las causas sociales. En síntesis, un modelo de economía social que lucha contra la concentración y la desigualdad.   

 

En este viraje profundo ya estamos 35 países que, como España, han constituido sus Consejos Asesores como SpainNAB. Somos miembros organizaciones sociales como Grupo Social ONCE, ANESVAD, Amica…; Instituciones de inversión como CaixaBank, inversores sociales Ship2Be Ventures, Gawa Capital, Bolsa Social…; aceleradoras, Unlimited Spain, Creas, … o Fundaciones como Open Value, Socialnest… entre otros muchos.  Mi labor es contribuir a generar más comunidad en torno a la economía de impacto atrayendo también al poder público.  

 

Esta economía de impacto social precisa del trabajo en red o la generación de conocimiento puntero, así es también en la sociedad civil, sobre todo el trabajo en red, pero también la búsqueda de ese conocimiento puntero. 

 

En mi trayectoria profesional he dedicado mi tiempo a tejer redes, a sumar y a entender que desde la diversidad se impacta en todos los ámbitos con mayor intensidad. Generar comunidad por un buen motivo social es trascender. 

 

SpainNAB es una comunidad única porque aglutina actores tan diversos y complementarios como la economía social, la inversión, el emprendimiento, la empresa y la sociedad civil por buscar un modo de convivencia económica más equitativa, justa e inclusiva. Hacer el bien, hacerlo bien, hacerlo distinto. El ejemplo de comunidad transformadora en España es CERMI.   

 

En la Fundación Bequal, ¿cuál es tu cometido como patrono? ¿qué aporta a su vez, la Fundación Bequal a la sociedad y la empresa?

 

Sentarse en un patronato donde están presentes CERMI, Grupo Social ONCE, académicos y académicas, gestores, hombres y mujeres de la empresa, políticos y políticas, etc… es un verdadero honor. El gran beneficiado de todo ese talento arrollador por una causa social sin duda soy yo. Mi contribución se ha especializado en intentar convertir a Fundación Bequal además en un operador integral del desarrollo de la Agenda 2030 en el ámbito municipal: precisamente allí donde la política es más cercana y, por tanto, debiera ser más humana. 

  

¿Cómo te sientes fuera de la política?, ¿qué echas de menos, si hubiera algo?

 

Tras ocho años dejé la política por dos razones: porque sabía que estaba de paso y eso me daba autonomía para decidir por el bien común y, en segundo lugar, porque jamás entendí el “conmigo o contra mí”. Fue una etapa en la que pude darme a los demás desde el poder que otorgan las instituciones para intentar transformar humildemente mi barrio, mi pueblo, mi comunidad y mi país. 

 

Y sí, me llevo la magnífica relación con la mayoría de las personas que pensaban distinto que yo y que, desde la diferencia, la generosidad y la admiración logramos en una legislatura sacar adelante la única ley orgánica votada unánimemente en los últimos 12 años en el Congreso. La modificación del art. 3º de la LOREG que permitió extender a todas las personas con discapacidad su derecho al sufragio.

 

En todo ese recorrido que te ha llevado por el mundo de la política, la economía, la educación, los derechos, la discapacidad... Muchos ámbitos, a veces tan distintos y al mismo tiempo tan conectados, ¿dónde se siente más a gusto Íñigo Alli?

 

Dándome a los demás, en especial a las personas con discapacidad, personas con problemas de salud mental, a las personas mayores… dándoles apoyo, generando oportunidades, buscando espacios de convivencia e inclusión e incidiendo en los decisores públicos por una sociedad accesible universalmente. En esencia, sintiéndome útil para ayudar a construir una sociedad mejor: Una suerte de ejercicio de ciudadanía cívica vital y cotidiana.   

 

Me siento muy afortunado. Cada puerta que he abierto como padre, como ciudadano, como activista social y como profesional he descubierto a personas de las que he aprendido. En cada etapa profesional como directivo de Innovación Social en Caja Navarra, consejero de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra, diputado en las Cortes Generales o consultor de organizaciones de alto impacto social, me he ilusionado porque he conocido a líderes, hombres y mujeres, de los que aprender. 

 

¿Dónde has logrado sensaciones o victorias mejor recordadas?

 

Como le decía he sido muy afortunado en mi vida personal y profesional. Mi mujer, Isa, y yo hemos creado una familia con cuatro hijos. Esa es mi mayor victoria vital. En especial, desde hace trece años que vino al mundo mi hija Inés con discapacidad intelectual, momento en el que elegimos encarar la vida aprendiendo con ella. Esa catarsis personal me llevó a fundar un movimiento social, que se denominó ‘Síndrome Up!’, y del ruido que hicimos me llamaron para incorporarme a los poderes públicos, cuatro años en el Ejecutivo en Navarra y otros tantos en el Poder Legislativo Nacional. 

 

Personalmente, lo más gratificante, desde la humildad que te reconoce el escaño en el “gallinero” del Grupo Mixto, fue ayudar a extender el derecho a voto de todas, todas las personas con discapacidad en España. Ese es mi legado. La política ejercida desde la libertad es un poder transformador de las sociedades muy poderoso. 

 

¿Qué es aquello de lo que no puedes prescindir entre todas tus dedicaciones?

 

De mi familia: mi arraigo y mi fuente de fortaleza. No puedo abandonar para reformarlos los lugares donde todavía no se reconocen los derechos humanos ni se respeta la dignidad de las personas con discapacidad.

 

En cuanto a la discapacidad, ¿cuál es todavía la asignatura pendiente en derechos y conquistas?, ¿está la sociedad preparada para esos avances? ¿y la política?

 

Queda mucho para acabar reconociendo los derechos que amparan a las personas con discapacidad y todavía más camino por recorrer en los apoyos públicos individualizados en sus vidas.  Justo antes de finalizar la Legislatura XII fuimos capaces de pactar cediendo entre todos y todas portavoces de la Comisión de Políticas Integrales de la Discapacidad el texto alternativo al art. 49º de la Constitución Española que hace referencia a las personas con discapacidad, pero la iniciativa parlamentaria decayó. Ese sería un gran avance recogido en la Carta Magna como antesala a la sociedad inclusiva y en convivencia que deseamos todas las personas con discapacidad y sus familias.